Es habitual en las calles de la Villa, encontrarnos manifestaciones de apoyo a una amplia diversidad de conflictos locales y mundiales, a las que muchos viandantes se suman a su paso.
En parte esto proviene de un complejo pasado industrial en el que la escasez de recursos fomentaba la union entre los más desfavorecidos.
Esta forma de relacionarse es parte del sello personal del bilbaino, donde su participación ha sido esencial para ir avanzando hacia una convivencia real y visceral, que le da ese caracter cordial a la ciudad y que es lo que el bilbaino claramente aprecia y satisfactoriamente manifiesta.
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